El agua adelgaza




Como todos aprendimos en el colegio, el agua es inodora, incolora e insabora. Sus propiedades son muy conocidas como la principal fuente de hidratación que tenemos todos los seres vivos, ya que estamos compuestos de ella en un porcentaje muy alto, pero ¿qué otras propiedades posee? ¿es posible que nos ayude a adelgazar?
Nos presentamos ante un nuevo mito que desenmascarar de una vez por todas. El agua, lamentablemente, no adelgaza. Sería una de las revoluciones más grandes, ya que comenzarían las dietas basadas en el agua y saludable y al alcance de todos los bolsillos. 
El agua es necesaria para nuestro cuerpo y cada ser vivo necesita una cantidad adecuada dependiendo de factores como la actividad, el volumen corporal, el esfuerzo realizado y el nivel de líquidos en el cuerpo. La regulación pide ingerir más o menos agua, por lo que un aporte excesivo de líquido podría hacer que nuestros riñones trabajan en exceso, lo que sería perjudicial para nuestra salud. 
Por otro lado, igual que no adelgaza, tampoco engorda. No contiene calorías y da igual si la ingieres antes, durante o después de las comidas ya que no engordarás ni más ni menos. Lo que sí es cierto es que sacia el apetito, pero esto no tiene nada que ver con poderes mágicos relativos al agua sino más bien a la capacidad que tiene nuestro estómago para almacenar la comida y la bebida, por lo que cuanto más líquido ingieras, menos alimento cabrá en tu estómago. Si no tienes nada en él, sentirás al beber que no le tienes vacío. 
Muchas dietas marcan la importancia de una buena ingesta de agua, si se hace dentro de nuestros límites, será beneficiosa para facilitar el tránsito intestinal y con ello poder evacuar mejor nuestro intestino, pero siempre que esté bien equilibrado y no haya un trabajo extra por parte de nuestros riñones, como ya se comenta más arriba. 
Pero el problema de este mito viene por afirmaciones como las vertidas por investigadores que afirman que el agua produce un gasto metabólico, que se traduce en calor, por lo que gasta energía y con ello calorías. El calor se produciría intracelularmente por lo que la afirmación sería cierta pero el número de calorías gastadas es tan bajo que realmente no podríamos hablar de un adelgazamiento como tal (poco más de 50 gramos a la semana gracias al esfuerzo de nuestras células).
Un mito, el agua es muy beneficiosa pero no adelgaza.

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